En el corazón de nuestro carisma está el don de ver, amar y servir a Jesús presente en los más pobres de los pobres. Nuestra convicción de la presencia especial y real de Jesús en los pobres se revela en el Evangelio :
“…cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de mis hermanos, me lo hicieron a mí… Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.” |
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